Cuando te planteas llevar a cabo tu proyecto, tu película en este caso, y hablamos más concretamente de cortometrajes, y te surge una duda, ¿recurro o no recurro a efectos especiales? La respuesta va a ser, en su mayoría, un “no”, pero, ¿por qué?
Parece sensato pensar que todo aquello que haga crecer tu película va a ser bienvenido y necesario, pero cuando nos hacemos una pregunta como ésta, es claramente, porque dichos efectos no son imprescindibles, no van a hacer que nuestra historia sea mejor o peor y que la contemos de mejor o peor manera. Es más, si se trata de efectos que no estaban planteados desde un inicio es más que probable que al introducirlos, la película pierda personalidad.
Muchas veces caemos en el error de adornar demasiado nuestro proyecto por miedo a quedarnos cortos, o a parecer producciones pobres. Cuando un efecto es necesario, la duda ni se plantea, hay que abarcarlo tanto organizativa como presupuestariamente, se convierte en un imprescindible para lo que habrá que recurrir a un estudio de postproducción que nos de la seguridad de no perder nunca calidad.
Esta necesidad ha de estar planteada desde un inicio en el plan de trabajo y contemplada en el presupuesto de la película desde el primer momento.
Puede ocurrir que arranquemos el rodaje sin previsión de llevar a cabo determinados trabajos de postproducción y que debido a un imprevisto o imponderable, como se denomina a aquellas circunstancias que nos afectan al rodaje y que no hemos podido prever, nos veamos obligados a recurrir a trabajos de postproducción que no estaban contemplados desde el inicio para salvar la obra. El llegar a esta circunstancia no debe frenar nuestro proyecto, pero sí que afectará indudablemente en el mismo, pues ya no será aquello que teníamos en mente y que habíamos planteado, y además, afectará negativamente a nuestro presupuesto, que ya de por sí ha sido reducido al máximo.
Esto nos hace pensar en dos cosas, una de ellas es incluir en nuestro presupuesto de base una línea destinada a imprevistos y que no debería ser inferior al 8% del total del coste de la película, lo que nos facilita enormemente poder afrontar situaciones como esta, aunque no sea en su totalidad.
Por otro lado, saber que pueden darse estas situaciones debe enseñarnos a platear un trabajo muy planificado, sin prisas y comprobando siempre el material grabado para no encontrarnos con sorpresas que deban solventarse en estudios de postproducción.
¿Te has encontrado alguna vez en esta situación? ¿Nos cuentas tu experiencia?
Cristina López - FilmFestFriend
Aún no hay ningún comentario. Se el primero en comentar.