Que en España el doblaje es una de las industrias o especialidades más consolidadas relacionadas con el mundo del cine no es desconocido. Si bien se trata de una actividad, controvertida en estos últimos años, que tiene un respaldo social alrededor muy difícil de modificar.
Más a allá de lo que uno pueda opinar del doblaje, y de cómo preferimos ver una película, si en versión original con subtítulos o doblada, el propio acto de doblar, conlleva un esfuerzo extra tanto a nivel presupuestario como organizativo, que en ocasiones, el productor o distribuidor deben plantearse abarcar de un modo muy serio.
Ya sabremos, que en el caso de la distribución, solamente merece la pena doblar si el número de copias con el que se estrena la película lo justifica, hoy en día, en lugar de copias, se habla de pantallas. Si se trata de un estreno amplio en todo el territorio nacional, con un target abierto que hace pensar que pueda tener una gran acogida en taquilla, entonces, lo más sensato sería doblar la película, para así poder llegar a un público más amplio. Otras veces, cuando se trata, fundamentalmente, de cine independiente o de películas con un público más concreto y cerrado, el coste de un trabajo de doblaje se hace inabarcable.
La duda radica en qué idioma rodar en un inicio si estamos trabajando en un proyecto español. De esto ya hemos hablado en otras ocasiones, en qué idioma ruedo, pero esta vez queremos ir un poco más allá, pensando no solo a nivel presupuestario sino en cómo la película puede ser admitida por el público español.
España tiene la particularidad de ser un país con varias lenguas oficiales, y conforme a ello, se establecen unas ayudas a nivel de las comunidades autónomas que obligan a que para poder optar a dichas ayudas, los proyectos, las películas han de ser rodadas en el idioma concreto de cada una de esas comunidades autónomas. ¿Qué sucede entonces?, ¿cómo reacciona el sector y en concreto el productor?
De primeras, un productor, si estamos hablando de un proyecto pequeño, preferirá, a priori, rodar en la lengua propia de la Comunidad para poder optar a la ayuda, planteándose el doblaje como un trabajo a posteriori que se puede, o no, llevar a cabo. El problema es que, bien por falta de costumbre en el espectador, bien porque en muchas ocasiones son los propios actores los que se doblan a ellos mismos para así abaratar los costes que supone el doblaje, al no tener que pagar actores propios de doblaje, el resultado, a menudo, es que esas películas rodadas en valenciano, catalán, vasco o gallego y posteriormente dobladas al español que llegan a las pantallas, están presentando una imagen que acaba sacando al espectador de la película.
Por supuesto, debemos señalar que no siempre sucede, pero sí que nos podemos encontrar con muchos ejemplos en los que al espectador se le hace muy complicado, seguir viendo una película en la que puede localizar con facilidad el doblaje, pues lo fundamental en el mismo, es que pase totalmente desapercibido para el espectador.
Dicho esto, cabe preguntarse si dichas ayudas, que exigen que la versión original de las películas sean en la lengua de cada Comunidad en concreto, son realmente interesantes cuando lo que queremos es una distribución a nivel nacional de nuestro proyecto.
Y tú, ¿qué opinas sobre el doblaje en español de películas rodadas en cualquiera de las diferentes lenguas oficiales de España?, ¿recuerdas algún ejemplo que puedas compartir con el resto?
Cristina López - FilmFestFriend
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